jueves, 24 de septiembre de 2015

RECUERDAN A YOGI


CARLOS RODRÍGUEZ CANDILA:


El más distinguido en efectividad de batear bolas fuera de la zona de strike, incluso como Buck Canel y el gran Mago Septien notaron esa facultad y en su tiempo describieron en sus narraciones, Yogi Berra fue extraordinario y completo cátcher y bateador.

Mucho de lo que Don Larsen logró con efectividad para su juego perfecto fue la   conducción detrás del plato indicada por Yogi y la foto más elocuente tal histórico partido del 8 de octubre de 1956 es cuando cae el out 27 con júbilo va corriendo a felicitar a Larsen casi colgado del cuello de pitcher cuya hazaña no se ha repetido.

Más insisto, cuánto crédito se le da un cátcher en su cansada y más sufrida posición y labor de un juego, por ejemplo en extra innings, donde se relevan a cinco o más pitchers e incluso jugadores de infield o outfield y el cátcher sigue allí firme en tantas posturas que tiene que desempeñar desde agacharse, pararse sobre inclinarse, levantarse, correr por toque de bola o rola al infield por si escapa la bola al primera o tercera base, el sentido y oído cuando el foul es detrás de él y/o hacia los lados entre primera o tercera base.



Incluso, la colocación de campo según bateador y jugada esperada, orientar al pitcher sea por cruce señal o bien porque nota que sus movimientos los hace mal, vigilar corredores en base e incluso sacarlos porque nota que hay posibilidad  y más cuando se trata del robo de primera segunda con tiro más largo que cuando es a tercera, además de rifársela a embestidas del out en home..

Asimismo, atender señales del manager, y finalmente si acabar con más acciones, quitarse los arreos y responder con fuerza y poder o con precisión según se le indica.

En fin, muchos excelentes catchers además de aguantar balazos que incluso terminan con los dedos deformados  --como el “Pilo” Gaspar”-- pues soportar tiros de 90 o más millas por hora en MLB o ligas profesionales desde AA y AAA.


Eso Yogi Berra lo hizo y dejó historia completa sin considerarle que además incluso llegó a brincar para pegarle a la pelota y con efectividad  lo que escasos peloteros lograron  atento siempre incluso al menor descuido cuando se le pretendía dar base intencional  buscó y logró hacer contacto.

Y si algo mas de chispa y talento tuvo fue con sus bien acuñadas e inesperadas frases ocurrentes pero profundas como esa de "Hoy Temprano se hizo tarde" y más de la que  sobresale: "Esto no se acaba hasta que se acaba" o como otra de cuando el Papa Juan XXIII le dio audiencia y  lo recibió con la frase “Hola Yogi y él contestó Hola Papá" según sus biógrafos. 


TODO UN PERSONAJE DE HISTORIA.


QEPD su cuerpo, más él seguirá presente en la eternidad de ese deporte llamado Béisbol . Para mí el mejor jugador sobre todo en tal posición por encima de todos.


CESÁREO SUÁREZ NARANJO:




¡Cierto! ¡Se fue! Y hay veces, que cuesta trabajo aceptarlo. Pero, en el caso de Lawrence Peter Berra, a quien todos conocimos como "Yogi" (pero, como te conté, en alguna ocasión, su madre lo llamaba: "Lodi" ¿por qué? ¡no lo imagino!), siento que llega "un día, en que todos iremos, ÉL y otros grandes, a formar parte del "equipo del Señor"; y los que jugamos "menos", o siempre han sido aficionados, a llenar las "gradas" de aquel parque, enorme, que es el cielo (con palabras mayúsculas).


Y, preguntaré: ¿qué le faltó hacer al gran Yogi?


Considero que nada, absolutamente.


¡Como que hasta tuvieron que agregarle ciertas palabras, y frases, a las enciclopedias...porque, al final de cuentas: "¡esto no se acaba, hasta que se acaba!".


Para mí, la escena que se me quedó "más grabada", es - obviamente - cuando "enreda las piernas" alrededor de la cintura de Don Larsen.


Y, ¿sabes qué? En una de esas ediciones que me regalaron, del "The Sporting News", hay una anécdota, de cuando comenzaba. Resulta ser que ese día estaba teniendo, ¿qué crees? ¡un mal día!, Todo le iba mal. Pero a su compañero de equipo, el gran Joe Dimaggio, tampoco le había ido muy bien, que digamos.


El Yogi salió de la caseta, para cubrir uno de los jardines (antes de que cubriera, por mucho tiempo, la receptoría) pero iba desganado, un paso todo falto de entusiasmo...cuando, sintió una palmada en su hombro, era DiMaggio, que pasaba como siempre, con mucho ánimo, a su pradera; y le dijo al Yogi: ¡Vamos, muévete!




Y, así, YOGI aprendió a que aun teniendo malos momentos, tendría también, otros y muchos buenos momentos.

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