ESTRELLAS DEL BÉISBOL
(1ra
PARTE)
Por Héctor Barrios
Fernández.
En 1968 los Mets de New
York terminaron en noveno lugar de la Liga Nacional, un alentador signo para
ellos, pero con una semana para terminar la temporada, su manager, Gil Hodges,
sufrió un ataque al corazón.
Los Mets y Hodges
estuvieron haciendo recuentos un poco más de lo acostumbrado durante la
primavera de 1969. Aunque estaban 100 a 1 en contra para ganar la serie
mundial, los Mets impresionaron a un observador que los miraba no de tan lejos,
ese era Casey Stangel. “Este equipo puede ir muy lejos hacia arriba,” dijo.
Los Mets tenían algunos
buenos jóvenes brazos: Tom Seaver, Jerry Koosman, Nolan Ryan y Tug McGraw, cada
uno de ellos tendría fructíferas carreras. Tenían además a Jerry Grote como
cátcher quien era tan bueno a la defensiva que Johnny Bench una vez dijo: Si
nosotros estuviéramos en el mismo equipo, yo jugaría tercera”.
Tenían a dos viejos amigos en el outfield,
ambos de Mobile, Alabama, Tommie Age y Cleon Jones, también a un excepcional
parador en corto, Bud Harrelson. Pero muchas personas pensaban que los Mets no
tenían suficiente ofensiva como para derrotar a los Cardenales o a los
Cachorros.
Por supuesto 1969 fue el
año en que el hombre llegó a la luna y en el banderín de ganadores de los Mets
ese año decía: “Un pequeño paso para Hodges y un gran salto para los Mets”.
Los Mets fueron tomados
realmente en serio hasta el 9 de julio de ese año, cuando Seaver lanzaba un
juego perfecto hasta el noveno inning contra los Cachorros, sólo para que un
oscuro jugador llamado Jimmy Qualls, después de un out le conectara sencillo.
Seaver llamó a este juego
su “juego imperfecto”. Pero esto llevó a los Mets a colocarse a tres juegos
atrás de los Cachorros. Harrelson en ese tiempo servía al ejército de reserva y
estaba viendo el juego junto con algunos compañeros en un restaurante en
Watertown, N. Y.
“Fue la cosa más extraña” dijo Harrelson.
“Cada vez más y más comencé a sentirme como un muchachito y quería decirles a
los otros, ‘yo conozco a Tom Seaver. Tom Seaver es mi amigo”.
Seaver fue la
materialización del milagro de los Mets. Tuvo un increíble éxito en el
montículo, pero su más grande contribución al equipo, pudo haber sido su
actitud. Nunca pensó en perder. Fue muy divertido y los Mets comenzaron a jugar
mejor y mejor bajo su liderazgo.
Hijo de un jugador de
golf, Seaver creció rodeado de comodidades en el valle de San Joaquín en
California. Después de terminar la escuela secundaria, decidió inscribirse a
los Marines donde maduró físicamente.
Tom Seaver
Estando en la Universidad
del Sur de California, firmó con la organización de los Bravos de Atlanta, pero
la firma fue invalidada por cuestiones técnicas y los Mets lo ganaron en un
sorteo.
En 1967, su primera
temporada, ganó 16 juegos y fue apodado Tom Terrific, Tom el Perfecto. Esa
temporada los Mets ganaron 61 juegos y perdieron 101, quedando como
acostumbraban quedar en el standing final, en décimo lugar de diez equipos,
solamente un año antes en 1966 habían quedado en noveno lugar.
En el milagroso año de
1969, Tom ganó 25 juegos y de paso el trofeo Cy Young como el mejor lanzador de
la Liga Nacional. Se retiró del juego 17 años más tarde ganado 311 juegos en su
carrera.
En contraste a su actitud
en el montículo, Seaver siempre tenía una gran sonrisa cuando se encontraba en
el vestidor, “cuando Seaver se ríe,” decía el cronista Lindsay Nelson, “el hace
que los perros lloren”.
Pero Tom también se
vestía muy a la moda, le gustaba el jazz, tomar vino, además es un hombre que
no fácilmente olvida los desaires. Seaver y su esposa Nancy, estuvieron muy
molestos cuando no ganó el premio Cy Young en 1971 y ellos llamaron a su gato
con el nombre del lanzador que lo ganó, sólo para que siempre fueran
recordados.
Los más grandes
competidores de los Mets de 1969 fueron los Cachorros de Chicago y su manager
fue Leo Durocher. Durocher aún tenía algo de sus una vez brillantes facultades
y había retenido su famosa irritabilidad.
Durocher fue
particularmente brutal con los jugadores de la banca. En una ocasión mandó a un
jugador a batear de emergente y el mismo Leo se estuvo burlando de su jugador,
diciendo que era un inútil que no podía batear y no podía correr, que no sabía
por qué lo tenía en su equipo. Después envió a Ted Savage a tomar turno al bat
como emergente y éste se negó a salir y dijo: “¿Por qué debería de hacerlo,
sólo para ser tema de tu abuso?”.
Los Cachorros de Durocher
fueron un buen equipo, de hecho, los mejores Cachorros en 30 años. Ernie Banks
estaba finalizando su carrera en la primera base, pero el tercera base Ron
Santo y el jardinero izquierdo Billy Williams estaban en plenitud de sus carreras
y Ferguson Jenkins fue un lanzador maravilloso.
Santo y Williams fueron
producto del sistema de los Cachorros. Santo recordó que en las ligas menores
Roger Hornsby fue su instructor de bateo y en una ocasión los sentó en fila en
las gradas, uno por uno Hornsby fue recorriendo la fila, haciéndole comentarios
a los jugadores tan crudos como: “Tú mejor regresa a limpiar zapatos, porque no
puedes batear”. Fue eliminando un prospecto tras otro y Santo le susurra al
oído a Williams, “Si me dice eso a mí, creo que voy a llorar”.
Hornsby se acercó a
Williams y le dijo, “Tú puedes batear en las grandes ligas ahora mismo.” Luego
se volteó a Santo y dijo, “Y tú también.”
(Continuará…)
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