ESTRELLAS DEL BÉISBOL
LOS METS DE NEW YORK
(2da PARTE)
Por Héctor Barrios
Fernández.
Los Cachorros aún con
los jóvenes talentos de Santo y Williams, sumados al poder de Ernie Banks, no
pudieron detener al fenómeno que fueron los Mets ese año.
Joan Whitney Payson,
la dueña de los Mets de New York, estaba muy encantada porque ella había
logrado un trato para la trasmisión de los juegos de los Mets, con una estación
de radio que podía escucharse hasta su casa de verano en Maine. Celebridades
como Jacqueline y Aristóteles Onasis comenzaron a asistir al estadio Shea.
El 10 de septiembre, a
las 10:13 de la noche, tiempo del este de los Estados Unidos, los Cachorros
cayeron al segundo lugar y los Mets se adueñaron del primer sitio. Las cosas
estaban yendo muy bien para los Mets hasta que Steve Carlton de los Cardenales ponchó
a 19 de ellos durante el juego del 16 de septiembre, aun así New York ganó el
partido 4-3, con un par de home runs de Ron Swoboda.
Los Mets aseguraron el
título de su división el 24 de septiembre y después del juego el manager Gil
Hodges trató de explicar la temporada a los aún incrédulos reporteros.
Cuando
sus jugadores celebraban atrás de la siguiente puerta, Hodges hablaba
pacientemente acerca del buen pitcheo, buena defensa, confianza, ímpetu y
confianza en sí mismos.
Entonces alguien preguntó, “¿Gil cómo fue que sucedió todo esto?” “Explícanos cómo pasó
todo”. Hodges se echó para atrás en su silla y dijo, “Esto no puede pasar.”
Entonces se echó a reír.
Los Mets barrieron a
los Bravos en el primer play off, mientras en la Liga Americana, los Orioles
barrieron a los Mellizos.
Por esos días el pueblo estadounidense y todos los
aficionados al béisbol, habían adoptado a los Mets y los Orioles estaban un
poco resentidos por eso que el equipo de New York estaba consiguiendo.
En el
vestidor de los Orioles, después de haber ganado su tercer juego de la serie
play off, el jardinero de Baltimore Frank Robinson dijo: “¡Ahora sí, que me
traigan a ese tal Ron Gaspar!” –refiriéndose al débil bateador y jardinero de
los Mets, Rod Gaspar.
Uno de los compañeros
de equipo de Robinson lo corrigió. “¡No es Ron, Rod estúpido!” “Está bien” dijo
Robinson. “Traigan a Rod Estúpido”.
Durante el primer juego
de la Serie Mundial en Baltimore, los Mets trajeron a Rod Gaspar, perdiendo 4-1
con dos en base y dos outs en la pizarra en el séptimo inning, pero todo lo que
él pudo hacer fue conectar un débil machuconcito por un lado del pitcher Oriol
Mike Cuéllar, al que Brooks Robinson hizo un espectacular manejo y a mano
limpia cuchareó la pelota y con un tiro espectacular a primera lo sacó out.
Los
Orioles se adjudicaron el primer juego, 4-1, batiendo a Tom Seaver y quitando
un poco de euforia a la Metmanía.
Aunque al siguiente día
Jerry Koosman y Dave McNally se trenzaron en duelo de pitcheo y hasta el octavo
inning, cada uno había permitido solamente una carrera. En la primera parte del
noveno, los Mets anotaron una después de dos outs, Ed Charles, Jerry Grote y Al
Weis, conectaron sencillos, Weis un infielder no conocido por su bateo.
En el
cierre del inning, Koosman retiró a los primeros dos Orioles, pero dio bases a
Frank Robinson y a Boog Powell, entonces vino Ron Taylor al relevo. Taylor
obligó a Brooks Robinson a roletear por tercera para el tercer y último out del
encuentro, dando a los Mets una victoria de 2-1 y emparejar la serie.
Con la serie
trasladándose a New York, los Orioles parecían tener ventaja con Jim Palmer en
la loma contra Gary Gentry. Pero Agee conctó un cuadrangular abriendo el juego
e hizo dos espectaculares atrapadas y los Mets ganaron el tercero de la serie 5
carreras a cero. Gentry el pitcher ganador con relevo de Nolan Ryan.
El
escenario estaba puesto para uno de los más emocionantes y controversiales
juegos en la historia de las series.
De nuevo Seaver contra
Cuéllar, pero esta vez, Seaver fue más cuidadoso y llegó ganando 1-0 hasta el
noveno inning, todo gracias a que Don Clendenon conectara un cuadrangular
solitario en el segundo inning.
Con un out en el noveno, Frank Robinson conectó
un sencillo al izquierdo, enseguida Boog Powell lo envió a tercera con otro del mismo calibre.
Entonces Brooks Robinson disparó una línea por rumbos del central
derecho que parecía picar de hit. Pero Ron Swoboda apareció de la nada y con su
cuerpo en el aire completamente extendido, atrapó la pelota con la punta del
guante y su cabeza se golpeó con el terreno. Aunque la carrera del empate se
anotó, Swoboda había salvado el juego con la que muchas personas aún describen
como la jugada más espectacular en juegos de post temporada. Habría que revisar
también la de Willie Mays y la de Sandy Amoros.
Seaver lanzó el décimo.
Con un out en la pizarra, en el cierre del décimo, el jardinero izquierdo de
los Orioles, Don Buford, perdió un corto elevado en el sol y Jerry Grote se
anotó un hit doble, gracias al astro rey. Gaspar vino a correr por Grote y
Harrelson recibió base.
Para esas alturas del partido el coach Billy Hunter,
estaba manejando los destinos de los Orioles, ya que Earl Weaver había sido
expulsado en el tercer inning. Trajo a Pete Richert a lanzarle a A. J. Martin,
quien estaba bateando de emergente por Tom Seaver.
La rueda de la fortuna
estaba haciendo su trabajo.
Las fichas se estaban moviendo y cada manager
meneaba el árbol a ver si le caía algún fruto. Martin dejó un toque de
sacrificio y Pete Richert llegó a la pelota antes que el cátcher. Tiró a
primera, muy pegado al corredor y golpeó a Martin en el hombro. La pelota fue a
dar por los rumbos del jardín derecho, Gaspar -Rod Estúpido- saltó sobre el
plato con la carrera del triunfo.
Los Orioles tomaron una
ventaja de 3-0 sobre Jerry Koosman en el quinto juego, gracias a un
cuadrangular de dos carreras del mismo pitcher Dave McNally, (aún no existía
eso del bateador designado) y otro solitario de Frank Robinson.
Pero los Mets
se beneficiaron de dos jugadas en las que tuvieron que ver los bateadores. En
el sexto, un lanzamiento golpeó el muslo de Robinson, pero el umpire Lou DiMuro
dijo que la pelota había golpeado primero el bat, enseguida Robinson fue
ponchado.
Al cierre del mismo inning, una pitcheada golpeó a Cleon Jones en el
pie y de nuevo DiMuro no lo vio así. Pero el manager de los Mets, Gil Hodges
salió del dugout y le pidió al umpire que buscara en la pelota crema de zapato.
Allí estaba precisamente la pelota con un manchón negro, producido con la tinta
del spike de Jones, por lo tanto DiMuro lo mandó a primera base producto del
golpe recibido. Don Clendenon siguió con home run que trajo a los Mets a ponerse
a tan sólo una carrera abajo.
Weis, con solamente dos cuadrangulares en toda la
temporada, se destapó con otro home run para empatar el encuentro (Me recuerda
a Sergio Hugo Vizcarra contra Jaime Orozco). Los Orioles fueron dominados en el
octavo, y los Mets se fueron adelante en el marcador por 5-3. Koosman caminó al
peligroso Frank Robinson al comenzar el noveno.
Entonces Powell lo entregó en
segunda en una jugada de bola ocupada, Brooks Robinson elevó al jardín derecho
y Davey Johnson, quien 17 años después llevaría a los Mets a ganar otra Serie
Mundial, elevó al jardín izquierdo en donde sin problema atrapó Cleon Jones.
El 16 de octubre de
1969 a las 3:14 p. m. hora del este de los Estados Unidos, los Mets se
proclamaron Campeones Mundiales. Según se acostumbra a llamar a los que ganan
esta serie anual. Los aficionados desgarraron el pasto del estadio Shea, Casey
Stangel bajó de su butaca para abrazar a Hodges, la Sra. Payson lloró y un
aficionado levantaba un letrero en el que se leía: “No hay palabras.”
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