martes, 24 de enero de 2017

CONTRA TODOS LOS PRONÓSTICOS...


·        Tras 40 años de espera lograron su primer título en la pelota nacional y nada menos que por “pollona” a los monarcas defensores, Tigres de Ciego de Ávila
·       Extraordinaria muestra de colectivismo y entrega, en respuesta a la sabia conducción del cuerpo de dirección encabezado por Carlos Martí Santos
·       Y seis décadas después de partir de Tuxpan para traer la libertad, Granma regresa a México para representar a Cuba en la Serie del Caribe.

Por Juan E. Batista Cruz.


Las Tunas, Cuba.- La inigualable hazaña protagonizada por los Alazanes de Granma, que destronó a los campeones defensores, los Tigres de Ciego de Ávila, nada menos que en cuatro juegos, se inscribe con letras doradas en la historia de 142 años del béisbol en la Mayor de Las Antillas.

No me gusta ser absoluto, pero en los pronósticos de pretemporada a nadie se le ocurrió señalar a Granma, no solo para titularse, sino que la mayoría dudó que pudiera ubicarse entre los seis clasificados para la segunda etapa del calendario. Esa es la verdad.
Pero el béisbol es muy grande, no por gusto muchos en el mundo lo califican de Rey de los Deportes. Y no se trata de un milagro, que para mi no existe, lo ocurrido en la edición 56 de las series nacionales cubanas no fue que el terreno haya dicho la última palabra porque no tiene la facultad de hablar, sino que se impuso el conjunto que mejor se comportó en su camino hacia el triunfo final.

Mientras los lógicos favoritos cumplían los pronósticos para las fases preliminares, los Alazanes, bajo la certera guía de Carlos Martí y pese a perder a Yordanis Samón, quien emigró a Matanzas, presunto cuarto bate por la ausencia de Alfredo Despaigne, contratado en Japón, lucharon juego a juego hasta irrumpir, por derecho propio en la etapa de los seis mejores de la temporada.


Carlos Martí, luego de la consulta con el, resto del colectivo técnico, supo escoger de refuerzos a los hombres que necesitaba, esos que se integraron a la familia para luchar junto a sus hermanos granmenses y, como últimos sí, pero con merecimiento indiscutido, pasaron  al cuarteto de postemporada, ese momento supremo en el cual se parte de cero, nada decide, todos son iguales, no importa si se implantaron récords en éxitos o si los primeros de la tabla sacaron amplia ventaja.

La nueva historia de la postemporada en la cita 56 se presentaba difícil para los granmenses, quienes tenían que enfrentar en la semifinal a un Matanzas favorito de todos con una nómina de espanto, con excelentes jugadores de prácticamente todo el país.

Los Alazanes dividieron en los dos primeros enfrentamientos en Matanzas y salieron mal en su patio (1-2), por lo que debieron regresar al “pantano de los Cocodrilos” para buscar dos victorias obligadas si querían discutir la corona. Parecía imposible, mas lo consiguieron y con la autoestima por las nubes, al propinar contundente nocao de 12 X 2.

En la otra semifinal, los Tigres de Ciego de Ávila habían dispuesto de los Azucareros de Villa Clara en seis choques y esperaban por el rival en la porfía final. Creo, sinceramente, que cuando supieron que sería Granma se sintieron ganadores, basados en sus resultados favorables en anteriores enfrentamientos en play off. Eso unido a los días de solo entrenamientos antes de defender su cetro, le hizo daño en su afán de lograr el tricampeonato consecutivo.


Granma llegó a Ciego de Ávila con el convencimiento de que sí se podía y aunque Vladimir García, el principal pítcher local, tiró de maravillas en el choque de apertura, los relevistas no aguantaron y los favoritos cayeron 4 X 3 en 10 innings, por jonrón decisivo de Alfredo Despaigne, el bien llamado Caballo de los Caballos.

Era solo un juego, dirían los avileños y sus parciales que repletaron siempre el estadio José Ramón Cepero. Sin embargo, las cosas se complicaron porque el otro Vladimir, éste refuerzo pinareño de apellido Baños, también hizo un trabajo encomiable, pero cayó en apretado 3 X 2.

Al parecer, “la tortilla se podía voltear”. El tercer juego fue en un desbordado, por dentro y por fuera, “Mártires de Barbados”, en la ciudad de Bayamo. Dachel Duquesne, el tigre abridor, no pasó del capítulo de apertura. Se soltaron los caballos y con marcador de 10 X 1 apoyaron a su estelar Lázaro Blanco. La sombra de la “pollona” comenzó a rondar a los estupefactos felinos de Róger Machado.



Y llegó la hora cero. Los Tigres enseñaron sus garras, sus ímpetus contenidos y tomaron ventaja de dos carreras. El pitcheo de los campeones frenó a los Alazanes, solo cuatro jits pudieron lograr, ah, pero lo aprovecharon todo: las bases por bolas, los pelotazos, un error y otras imprecisiones técnico-tácticas, para sellar el triunfo de 3 X 2 y alzar, luego de un impensable 4-0, el bello trofeo de Monarcas, con derecho a representar a Cuba en la venidera Serie del Caribe, en Culiacán, México.

Ahora, permítanme ponerle rostros a esta brillante victoria de los Alazanes. En primer lugar el abrazo y la felicitación al experimentado técnico Carlos Martí Santos y al resto de los integrantes del colectivo de dirección. Su certera conducción en el juego a juego, la explotación correcta de las posibilidades individuales y del equipo, la confianza absoluta en sus muchachos, el logro de que los refuerzos se entregaran en cuerpo y alma a su “nueva familia”, fueron factores claves en el triunfo.

Qué decir de Lázaro Blanco, un coloso que se alzó como el mejor pítcher de la temporada y consiguió tres victorias con una sola derrota en los play off. Las palmas para Miguel Lahera, un verdadero cinchete en los momentos más difíciles para vencer o salvar, Noelvis Entenza, guapo, integrado a su nuevo colectivo, feliz por haber contribuido a tan fenomenal conquista, Yoelkis Cruz, digno de la confianza de Carlos Martí, y César García, con un coraje y un aplomo que lo declaran apto para empeños mayores.

Protagonistas de lujo de esta hombrada fueron Frank Camilo Morejón, quien se entregó totalmente como lo hubiera hecho con su mismísimo Industriales, el mayabequense Dennis Laza, oportuno e inspirador, como los holguineros Yordan Manduley y Yúnior Paumier.

El más grande de los reconocimientos al inestimable aporte de los locales Alfredo Despaigne, el Caballo de los Caballos, quien regresó de Japón, tomo un corto receso para recuperar energías y cuando se integró a su querido Granma, lo hizo “con todo”, por lo que a pesar de que trataron de anularlo con bases por bolas, tuvo la mesura suficiente para dar batazos claves, Guillermo Avilés, capaz de recuperarse y alcanzar su habitual forma a la hora de la verdad, el oportunísimo Carlos Benítez, brillante también a la defensa, el talentoso jovencito Yoelkis Céspedes y el incombustible Roel Santos.

Alfredo Despaigne.

Y, por supuesto, la felicitación más sincera al pueblo de la provincia de Granma, esa que estuvo siempre junto a su equipo, que repletó siempre el estadio Mártires de Barbados y los de otros municipios donde hubo fiesta en la fase de clasificación. Esos miles de aficionados que crearon carteles, bailaron, cantaron y lloraron en las gradas, las peñas beisboleras, los parques…también pusieron su granito de arena para concretar esta proeza.


Sé que no es habitual, hacer un comentario como éste después de 48 horas de producirse la noticia, pero mi deteriorada salud me limita mucho. Hoy, sin embargo, decidí hacer el máximo esfuerzo para que, como es costumbre, se conozca mi valoración del quehacer beisbolero en mi amada Patria y esta vez con más razón, por tratarse de un triunfo de trascendencia histórica. Así lo veo.  

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