Estrellas
del Béisbol
Por
Héctor Barrios Fernández.
Hace
tiempo tuve la gran fortuna de conocer personalmente al hoy miembro del Salón
de la Fama del Béisbol del Caribe, además de pertenecer al Salón del Béisbol
Mexicano.
Todos
estos logros respaldados por un inmenso trabajo de muchos pero muchos años y
haber invertido buena parte de sus recursos económicos en realizar, para
beneficio de nuestra cultura beisbolera, todo tipo de investigaciones
referentes al béisbol.
Desde
un principio nació una sólida amistad con el Maestro Alfonso Araujo Bojórquez,
con su esposa Lolita, sus hijas y otros miembros de su familia, la cual perdura
hasta el día de hoy.
En
una ocasión recibí de Alfonso un regalo que es un verdadero tesoro, una
colección de dvd’s con más de 25 horas de video con la historia del béisbol, un
film de Ken Burns que ocasionalmente trasmite el canal de MLB. En esta
colección viene una entrevista a Buck O’Neil de la que una parte de ella,
compartiré con Ustedes.
Como
primera base, manager y coach, John Jordan “Buck” O’Neil pasó seis décadas en
el béisbol profesional. Nació el 13 de noviembre de 1911 en Carrabelle,
Florida. Nieto de un esclavo, hijo de un trabajador de un aserradero, jugó para
los Gigantes de Miami, Gigantes de Shreveport y Medias Rojas de Memphis, antes
de jugar para los Monarcas de Kansas City en 1938.
En
1955 – ocho años después que su antiguo compañero de equipo, Jackie Robinson
finalizara la era de Jim Crow en el béisbol – fue buscador para los Cachorros
de Chicago. Siete años después se convirtió en el primer coach de raza negra en
el béisbol de ligas mayores.
¿Cómo
te iniciaste en el béisbol?
Cada
pueblo tenía un equipo de béisbol, mi pueblo, Carrabelle, Florida, tenía un
pequeño equipo local y mi papá jugaba allí y él me llevaba a los campos, eso me
gustaba. Yo podía atrapar la pelota y a los jugadores les gustaba lanzármela
porque yo era una especie de espectáculo. Así comencé a querer jugar béisbol.
Después
dejé Carrabelle y me mudé a Sarasota. Ahora miraba en los entrenamientos de
primavera a los Gigantes de New York, Atléticos de Filadelfia y Yankees de New York.
Miraba a Babe Ruth, John McGraw, Connie Mack. Vi a grandes jugadores de esa era
y ahora mis ojos estaban bien abiertos viendo jugar béisbol a un nivel que
nunca imaginé que pudiera jugarse.
¿Qué
hizo que tú decidieras dedicarte al béisbol?
Cuando
tenía nueve años de edad, trabajaba cargando cajas en los campos de apio, iba
colocando las cajas para que lo empacaran para enviarlos a los mercados, un día
de otoño estaba sentado atrás de las cajas, hacía calor en Florida, sudaba y
sentía comezón en ese lugar insalubre, mi papá era el capataz y estaba al lado
de las cajas y yo en el otro extremo. Entonces dije “¡maldita sea! debe haber
algo mejor que esto.” Cuando nos bajamos del camión esa noche, mi papá me dijo,
“escuché lo que dijiste detrás de esas cajas”. Pensé que me reprendería por
decir eso. Porque él nunca me había escuchado quejarme así. A decir verdad yo
dudaba de que me hubiera quejado así. Pero él dijo, “escuché que dijiste
algo acerca de que hubiera algo mejor que esto. Hay algo mejor, pero tú no
puedes tenerlo aquí, tienes que irte a otro lugar”.
Yo
tenía un tío ferrocarrilero, él vino a Sarasota a visitarnos y nos llevó a mi
papá y a mí a West Palm Beach a ver al gran Rube Foster al hotel Real
Poinciana. Los jugadores trabajaban como maleteros y porteros en ese hotel y
jugaban dos veces a la semana, los jueves cuando las criadas y los choferes no
trabajaban y podían venir a los juegos y los domingos cuando tenían medio día
de descanso.
Yo
había visto béisbol de ligas mayores, pero este es un juego más rápido. Es
rápido y ágil. En algunos momentos el béisbol puede ser aburrido. En este tipo
de béisbol no hay mementos aburridos. Cuando regreso a casa, les platico a
todos acerca de estos peloteros que vi. Mi papá compra el Amsterdam
News, que es el semanario negro, luego me lo presta para leerlo. Compramos
el Pittsburg Courier y el Defender de
Chicago. Ahora yo también leo acerca de esos grandes jugadores negros.
Esto
significó mucho para mí, porque yo no había pensado en términos de blanco y
negro. Todos los peloteros profesionales que yo había visto eran blancos. Ahora
estaba viendo a profesionales negros. Esto significó mucho para mí.
Significó que yo dejara los campos de cultivo de apio, significó que mejorara
mi vida. Me dije, voy a ser un beisbolista.
Háblame
de Rube Foster, el primer hombre en tener éxito en organizar el béisbol negro.
Tuve
oportunidad de ver a Rube Foster manejar desde el dugout. Tenía una pipa que
fumaba. Daba las señales con anillos de humo y cosas de esas. Él me fascinaba,
por la manera en que manejaba el espectáculo. Él hizo de todo. Nació para el
béisbol, era Rube. Tenía una excelente mente y fue más o menos dos innings
delante de todos los demás. Advirtió un sistema que nunca antes había sido
visto en el béisbol. Animó a todos a jugar. Puso a todos en el
juego, era el tipo de persona que podía hacer que los demás hicieran lo que él
quería que hicieran. Y fue el caso de…¿te imaginas, un equipo con ocho o nueve
Rickey Hendersons? Este fue el caso de los “American Giants” de Chicago de 1911
y 1912. Cada jugador podía ir a primera base en menos de cuatro segundos y
anotarían carrera sin conectar un solo hit. Si caminas al primer bateador,
tocas la pelota, tocas y corres, corres y tocas, te robas el home. El pitcher
tiene que cambiar su manera de lanzar.
¿Qué
motivó a Foster a mantener el béisbol negro a pesar de todas las dificultades
que encontró?
Rube
fue un gran organizador y él quería poner no sólo un equipo en el béisbol
organizado. No. Rube quería poner una liga dentro del béisbol organizado y
punto. Rube no quiso que Rube jugara con los Gigantes de New York. Rube quiso
que todos los jugadores que pudieran jugar, tuvieran una oportunidad de jugar
en el béisbol organizado.
¿Qué
crees que significó las Ligas Negras, para los aficionados que los vieron jugar?
Ellos
estaban orgullosos, muy orgullosos. Esta fue una era de vestir bien. Si miras
las viejas fotos, miran a hombres con corbatas, sombreros, todos usaban
sombreros en ese entonces. Las mujeres tenían finos vestidos. Todo esto pasaba.
En nuestra religión, Metodista, Bautista o lo que fuera, teníamos servicio los
domingos a las 11 de la mañana, pero si los Monarcas de Kansas City estaban en
el pueblo o si era el juego Este contra Oeste, la iglesia comenzaba a las 10 a.
m. y te desocupabas una hora antes para venir al béisbol. Venir derecho al
juego de pelota, bien vestidos. Eso nos encantaba.
Podíamos
estar en Hattiesburg, Mississipi, y cuando íbamos en el autobús, la gente nos
decía, ¿De dónde vienen? y nosotros contestábamos, “venimos de Memphis”. La
gente decía. “Tengo una hermana allá” o “mi abuela vive en Memphis”. La gente
quería saber: ¿“qué está pasando en la calle Beale”? Y estábamos llevando las
noticias de lo que pasaba en otras partes, porque no teníamos los medios de
comunicación que se tienen ahora. Así era la manera de saber lo que pasaba en
otra ciudad o en otra parte del mundo.
¿Cómo
era venir a Harlem, la capital de la America Negra en los 1930s?
¡Oh!,
era grandioso, si fuiste un niño negro en la ciudad de New York, en los 1930s
en Harlem… déjame pintarte un cuadro para ti. Yo vi bailar “tap” arriba de
nuestro dugout, a Bill “Bojangles” Robinson. Porque él tenía inversiones en los
Yankees Negros de New York. A Cab Colloway lanzando la primera bola. Billie
Holiday estuvo allí. Los Monarcas de Kansas City estaban jugando contra los
Cubans de New York. Los Yankees Negros contra los American Giants de Chicago.
En Brooklyn se encontraban los Águilas de Newark. Todos nos hospedábamos en el
Woodside Hotel. ¿Has oído a Count Basie tocar “Jumpin” at the Woodside? Bueno,
este era el Hotel Woodside. Nosotros estuvimos allí una vez. Jugábamos béisbol
por la tarde e íbamos al Smalls’ Paradise y al Apollo esa noche.
Pasaste
mucho tiempo en las carreteras a través de tu carrera, viajando de ciudad en
ciudad. ¿Cómo fue en los primeros días?
Podías
tener un carro para siete pasajeros por 150 dólares. Nosotros viajábamos nueve
en lugar de siete. Pero, ¿en dónde íbamos a sentar a toda esa gente?, Cuando yo
estaba con el equipo semiprofesional Tigres de New York en 1935, nosotros
viajábamos así. Tres personas en el asiento de atrás, otras tres en el asiento
plegable (en donde deberían ir dos) y tres en el de enfrente. Nueve personas.
Cuando viajábamos más lejos, dos de nosotros viajábamos sentados fuera del
carro, en los guardafangos, nos tomábamos de la mano para sostenernos uno al
otro. Después de un tiempo nos turnábamos, nosotros pasábamos adentro del carro
y otros pasaban a los guardafangos. Así viajábamos.
Ty
Cobb estaba aún jugando cuando tú comenzaste en las Ligas Negras. Él fue un
fantástico jugador, uno de los mejores de todos los tiempos, pero él parecía
odiar a la gente de color, ¿por qué?
Pude
entender a Cobb. Ty Cobb tuvo lo que los jugadores negros tuvieron. El jugador
negro tuvo que salir de los campos de algodón. Tuvo que salir de los campos de
apio. Fue de la misma manera que Cobb. Ty Cobb tuvo que salir de Georgia. Él
tuvo que pelear cuando salió y por eso tenía un gran espíritu competitivo. Y eso
que él dijo contra los negros, fue lo mismo que creo que cada hombre blanco
pobre, decía también contra los negros. Porque nosotros competíamos contra
ellos. (Los blancos pobres). Nosotros no competíamos contra los pudientes, los
educados. No. Sino el otro hombre…contra hombres como él. Ty Cobb sólo fue un
excepcional pelotero y lo sentía de esa manera.
La
mayoría de la gente cree eso.
Tú
jugaste con Satchel Paige con los Monarcas. ¿Qué lo hacía ser muy especial?
Satchel
era un comediante. Satchel fue un predicador. Satchel fue un poco de todo.
Teníamos un buen equipo de béisbol. Pero cuando Satchel lanzaba, teníamos un
gran equipo de béisbol. Satchel sacaba lo mejor de cada uno. Lo más
impresionante es que sacaba lo mejor de la oposición también.
¿Por
qué él te decía “Nancy”?
Bueno,
él me decía Nancy por algo que pasó una vez. Estábamos en una reservación india
en Dakota del Norte y Satchel conoció a una doncella india llamada Nancy.
Satchel invitó a Nancy a venir con él a Chicago. Él no sabía que Lahoma, quién
iba a ser su esposa, iba a venir a Chicago. Nancy llegó a Chicago y estaba en
el cuarto de Satchel. Nosotros estábamos en el restaurante del hotel cuando
vimos que Lahoma se bajó de un taxi. Subo al cuarto de Satchel y le digo que
Lahoma está abajo. Él me dice, “haz algo con Nancy”. Yo estaba en un cuarto
justo enseguida del de Satchel y llevé a Nancy al cuarto enseguida del mío.
Cuando Satchel acostó a Lahoma esa noche, él le quería decir algo a Nancy, se
levantó y fue a tocar la puerta del cuarto de Nancy. Estaba tocando y diciendo
“Nancy, Nancy, Nancy”. En eso Lahoma se despertó y vino hacia la puerta.
Escuché a Lahoma y rápido corrí a mi puerta y dije, “aquí estoy Satchel” y él
dijo, “oh Nancy, allí estás. Te he estado buscando”. Desde entonces he sido
Nancy.
Pero
déjame decirte algo de Satchel que nunca nadie ha escuchado jamás. Una vez en
el camino, estábamos yendo a Charleston, Carolina del Sur, cuando llegamos los
cuartos no estaban listos. Satchel me dijo, “Nancy, ven conmigo”. Yo dije “está
bien”, yo tenía idea de a dónde íbamos. Fuimos a Drum Island. Drum Island es
donde subastaban a los esclavos. Pusieron una placa diciendo lo que pasó allí.
Estuvimos allí, él y yo, quizás diez minutos, no dijimos una sola palabra, sólo
pensamos. Después de diez minutos él dijo, “¿Sabes qué Nancy? Yo dije, “¿Qué
Satchel? Él dijo, “parece como si hubiera estado aquí antes”. Yo dije, “Yo
también”. Yo sé que mi bisabuelo pudo haber estado allí. Mi bisabuela pudo
haber sido subastada en aquella cuadra. Y ese era Satchel – un poco más
profundo de lo que mucha gente creía.
Cuéntame
acerca de otra gran estrella de las Ligas Negras, Josh Gibson, ¿qué clase de
bateador era?
…
continuará.
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