Por Cesáreo Suárez
Naranjo.
(Séptima Parte):
Estimados amigos y
colegas: estoy tratando de contar la historia de ese grande de nuestra pelota,
como lo fue BECERRIL FERNÁNDEZ.
Deseo hacerlo de la
mejor manera posible, sobre todo con toda veracidad necesaria porque no me
puedo permitir, en ningún momento, falsear los hechos; aunque debo reconocer -
y así lo hago saber - de que hay ciertas "lagunas", debidas
principalmente a que hubo veces en que no seguí muy de cerca la carrera de este
personaje, como, también, que no me fue posible obtener datos de algunos de sus
logros.
Aun así, ahí estaban a
mi alcance algunos medios informativos de comprobada seriedad, como lo son el
"Quien es Quien de la Liga Mexicana, 1975"; "The Official Baseball Guide" (publicada por TSN),
desde 1956 hasta 1969; "La Guía Azul del Beisbol Mexicano, 1956",
publicada por Kid Alto; y, de cierta manera, lo recopilado por "Los
Emisarios del Pasado", Luis y Guillermo Aguilar, en los que me he apoyado.
A todos ellos debo
darles reconocimiento; como también a Tommy Morales, de quien tomo algunos
apuntes valiosos. Como los que cito, más adelante.
En el capítulo
anterior, nos quedamos en lo que ocurrió - respecto a Becerril - en la
temporada 1956 del máximo circuito veraniego de nuestro país.
Con Tomás Morales pude
enterarme de que fue "a Huntsville, Texas, donde los Piratas de Pittsburgh
le ordenaron a Miguel reportar en aquel spring training" para que,
después, decidieran que fuese "a la Liga Central, para que madurase, y que
motivó su rebeldía". Aquí "doblamos esa página".
Respecto al beisbol
invernal, que ya estaba "a la vuelta de la esquina", siempre di por
sentado de que BECERRIL continuó con el equipo de Poza Rica, en cuanto a la
temporada 1956/57, y siguiente (antes del ingreso de los Petroleros a la Liga
Mexicana, en 1958; pero, eso, es "otro cantar").
Así que mejor nos vamos
a lo que hizo "el muchacho" en su segunda campaña con los
"Tigres" capitalinos, donde comenzó a destacar pues, por primera vez
alcanzó la cifra mágica de "los .300"; exactamente .302, gracias a
sus 104 imparables en 344 veces legales, incluidos 21 dobletes,, 10 triples
(con los que fue líder), 11 cuadrangulares, con 62 carreras producidas.
Al campo se alternó
entre la tercera base y las paradas cortas. Además, apareció en 96 de los 122
partidos que jugó su equipo, el cual quedó en tercer lugar, detrás del campeón,
Yucatan, y de los Diablos. La "guerra civil" favoreció a estos
últimos, con 14 juegos ganados, por 10 de los Tigres.
Llegó la temporada
1958, que para Geo Genovese sería la última en el timón de los
"felinos" (y, eventualmente, también para BECERRIL como miembro del
equipo; ya veremos la razón).
Vayamos por partes:
En tanto su equipo
"aterrizó" en el 5o. sitio - a 23 juegos de distancia de los
Tecolotes de Nuevo Laredo, Miguel elevó su promedio de bateo, a .312, gracias a
111 incogibles en 356 turnos al bat, con 17 palos de dos esquinas, 11 de tres y
7 de vuelta entera.
En los 97 encuentros en
los que apareció - del total de 121 en que participó su equipo - siguió
demostrando su gran valía en el terreno, pues lo mismo cubrió la segunda, la
tercera y las paradas cortas, que los jardines. Los Diablos obtuvieron 15
victorias, por 9 de los "felinos".
En esa misma temporada
se dio una difícil situación para uno de sus nuevos compañeros. Se trata del
siempre voluntarioso Hilario Salinas, bautizado como "Jungla", al que
se le hizo una campaña publicitaria desproporcionada, pues se hablaba de las
muchas "maravillas", con que jugaba en su tierra natal, El Ojochal,
muy cerca de La Mixtequilla, Ver.
El caso es que en la
noche de su debut, el pitcher del equipo rival
-que, si mal no recuerdo, fue el nica Goyito López, de los Leones de
Yucatan - le administró "tres sabrosos chocolates"; y hubieran sido más;
pero Genovese tuvo compasión de él, mandando un emergente por el asustado
muchacho, al que habían anunciado como el "Willie Mays mexicano"
(!ah, esa perversa publicidad!).
El mundo beisbolero
echó las campanas al vuelo, cuando se enteró que la organización de los Piratas
(encabezada su GM Joe L. Brown) le daba la oportunidad a BECERRIL de escalar
mayores alturas, enviándolo a uno de sus equipos sucursales, en Triple
"A".
Volveremos
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