jueves, 7 de abril de 2016

Capítulo 16: Cesáreo y Becerril


Aldo Salvent y Al Pinkston.


Por Cesáreo Suárez Naranjo

Capítulo 16.


Decíamos, en nuestro anterior, que 1959 fue el año en que la Liga Mexicana, y la de Texas (ambas Clase Doble "A") se pusieron de acuerdo para que sus respectivos equipos (seis de cada lado) llevaran a cabo confrontaciones, con series de tres partidos cada una, a visita recíproca, en la que se denominó "Asociación Panamericana".


De tal manera, los equipos mexicanos se prepararon para su primera confrontación internacional. Y, junto con algunos amigos, nos programamos con bastante anticipación para estar en algunos de esos juegos. Y, ¡bueno!, uno se pone nostálgico cuando recuerda cosas que sucedieron hace un buen tiempo.


Para los que llegábamos de fuera - en nuestro caso desde Coatzacoalcos - para ir al viejo Parque Deportivo Veracruzano era bastante fácil, pues la terminal de la línea de autobuses (¡dizque de primera clase!), sita en la esquina de Prim y Doblado, estaba apenas a unos cuantos cientos de metros de la casa de los "emplumados"; si mal no recuerdo donde confluían las calles de 20 de Noviembre y Azueta, con la Facultad de Medicina a sus espaldas.


La "invasión tejana" dio comienzo el martes 12 de mayo, con la llegada del equipo de Tulsa; y, con tres juegos más, ese fin de semana les tocó la visita a los de Amarillo, a los cuales vimos "en vivo" el sábado por la noche, y el domingo por la tarde.


Este equipo estaba afiliado a los Orioles; y entre sus jugadores que destacaban - y llegaron más tarde a las Mayores - estaban Charles Beamon, Jerry Adair, Bo Belinsky, Steve Barber, así como Cal Ripken padre, progenitor del ahora miembro el Salón de la Fama. En los otros equipos andaban Frank  Howard, Gaylord Perry, Billy Williams, Ron Santo, Bob Hendley, etc.




El Águila les devolvió la visita a esos mismos equipos, entre el 22 al 27 del mismo mes. Estas confrontaciones sirvieron para que los aficionados nos diéramos cuenta de la gran diferencia entre aquella liga y la nuestra. Y el club jarocho, donde ya andaba Becerril, fue de los peores, con sólo 11 triunfos por 24 descalabros. Y en el resultado global, de los 216 juegos programados se pudieron realizar 214, de los cuales 130 se llevaron nuestros "primos", y el resto para los equipos nacionales.


Doblamos la página, para irnos a la temporada siguiente - 1960 - y, para empezar, el Ing. Carlos Rubio trajo de regreso a Santos Amaro, para darle el mando del conjunto porteño.


Recordemos que fue Amaro quien, en 1952, les había dado su último título. En esta ocasión, el Águila mejoró su posición en el standing, quedando en segundo lugar, a 7 juegos de los Tigres, quienes obtuvieron el primer lugar.


En ello, mucho tuvo que ver que mientras los "felinos" lograron marca de 21-13 ante los tejanos, al llevarse a cabo la segunda confrontación de la "Asociación Panamericana", el Águila, en ese sentido, terminaban últimos, con 10-26. Los "primos" volvieron a dominar "el panorama", con 128 ganados contra 85 obtenidos por los nuestros.


Pero, entre todo esto, lo mejor fue la actuación sobresaliente del "muchacho de Las Choapas", en su segunda temporada con el equipo, pues aunque sólo bateó para .276 (producto de 142 hits en 515 veces oficiales) tuvo el honor de ser el primer mexicano en pasar de la marca de los 30 cuadrangulares; 33, para ser más exactos.


Fue una lucha cerrada, la que sostuvo BECERRIL con Aldo Salvent (de los Petroleros de Poza Rica) quien, con 36 "palos de vuelta entera", se quedó con el título de ese departamento.


Con ello, cayó la marca anterior, de 33 "vuela-cercas", conectados por el tremendo Joshua Gibson 19 años antes (un caso curioso lo fue Al Pinkston, quien arrancó "como caballo fino", teniendo gran ventaja sobre los demás bateadores a mediados de la temporada, pensándose que ganaría la Triple Corona de bateo; pero "aflojó el paso", para terminar con 26 cuadrangulares).

"Huevito" Álvarez.



No omitiremos el "resto" de los numeritos  de Miguel, en esa grandiosa temporada:  participó en 140 partidos, con 26 dobletes, 7 tribeys, produjo 101 carreras y anotó 97. Ni pasamos por alto que dos de sus batazos de "cuatro esquinas" los dio con las bases llenas. Y, al campo, se "repartió el trabajo" entre la tercera base y las paradas cortas con "Huevito" Álvarez y Pablo Bernard.

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