jueves, 19 de enero de 2017

BUCK O´NEILL Y LAS LIGAS NEGRAS

Estrellas del Béisbol
  


Por Héctor Barrios Fernández.


Hace tiempo tuve la gran fortuna de conocer personalmente al hoy miembro del Salón de la Fama del Béisbol del Caribe, además de pertenecer al Salón del Béisbol Mexicano.

Todos estos logros respaldados por un inmenso trabajo de muchos pero muchos años y haber invertido buena parte de sus recursos económicos en realizar, para beneficio de nuestra cultura beisbolera, todo tipo de investigaciones referentes al béisbol.

Desde un principio nació una sólida amistad con el Maestro Alfonso Araujo Bojórquez, con su esposa Lolita, sus hijas y otros miembros de su familia, la cual perdura hasta el día de hoy.

En una ocasión recibí de Alfonso un regalo que es un verdadero tesoro, una colección de dvd’s con más de 25 horas de video con la historia del béisbol, un film de Ken Burns que ocasionalmente trasmite el canal de MLB. En esta colección viene una entrevista a Buck O’Neil de la que una parte de ella, compartiré con Ustedes.


Como primera base, manager y coach, John Jordan “Buck” O’Neil pasó seis décadas en el béisbol profesional. Nació el 13 de noviembre de 1911 en Carrabelle, Florida. Nieto de un esclavo, hijo de un trabajador de un aserradero, jugó para los Gigantes de Miami, Gigantes de Shreveport y Medias Rojas de Memphis, antes de jugar para los Monarcas de Kansas City en 1938.

En 1955 – ocho años después que su antiguo compañero de equipo, Jackie Robinson finalizara la era de Jim Crow en el béisbol – fue buscador para los Cachorros de Chicago. Siete años después se convirtió en el primer coach de raza negra en el béisbol de ligas mayores.



¿Cómo te iniciaste en el béisbol?

Cada pueblo tenía un equipo de béisbol, mi pueblo, Carrabelle, Florida, tenía un pequeño equipo local y mi papá jugaba allí y él me llevaba a los campos, eso me gustaba. Yo podía atrapar la pelota y a los jugadores les gustaba lanzármela porque yo era una especie de espectáculo. Así comencé a querer jugar béisbol.

Después dejé Carrabelle y me mudé a Sarasota. Ahora miraba en los entrenamientos de primavera a los Gigantes de New York, Atléticos de Filadelfia y Yankees de New York. Miraba a Babe Ruth, John McGraw, Connie Mack. Vi a grandes jugadores de esa era y ahora mis ojos estaban bien abiertos viendo jugar béisbol a un nivel que nunca imaginé que pudiera jugarse.


¿Qué hizo que tú decidieras dedicarte al béisbol?

Cuando tenía nueve años de edad, trabajaba cargando cajas en los campos de apio, iba colocando las cajas para que lo empacaran para enviarlos a los mercados, un día de otoño estaba sentado atrás de las cajas, hacía calor en Florida, sudaba y sentía comezón en ese lugar insalubre, mi papá era el capataz y estaba al lado de las cajas y yo en el otro extremo. Entonces dije “¡maldita sea! debe haber algo mejor que esto.” Cuando nos bajamos del camión esa noche, mi papá me dijo, “escuché lo que dijiste detrás de esas cajas”. Pensé que me reprendería por decir eso. Porque él nunca me había escuchado quejarme así. A decir verdad yo dudaba de que me hubiera quejado así. Pero él dijo, “escuché que dijiste algo acerca de que hubiera algo mejor que esto. Hay algo mejor, pero tú no puedes tenerlo aquí, tienes que irte a otro lugar”.

Yo tenía un tío ferrocarrilero, él vino a Sarasota a visitarnos y nos llevó a mi papá y a mí a West Palm Beach a ver al gran Rube Foster al hotel Real Poinciana. Los jugadores trabajaban como maleteros y porteros en ese hotel y jugaban dos veces a la semana, los jueves cuando las criadas y los choferes no trabajaban y podían venir a los juegos y los domingos cuando tenían medio día de descanso.


Yo había visto béisbol de ligas mayores, pero este es un juego más rápido. Es rápido y ágil. En algunos momentos el béisbol puede ser aburrido. En este tipo de béisbol no hay mementos aburridos. Cuando regreso a casa, les platico a todos acerca de estos peloteros que vi. Mi papá compra el Amsterdam News, que es el semanario negro, luego me lo presta para leerlo. Compramos el Pittsburg Courier y el Defender de Chicago. Ahora yo también leo acerca de esos grandes jugadores negros.

Esto significó mucho para mí, porque yo no había pensado en términos de blanco y negro. Todos los peloteros profesionales que yo había visto eran blancos. Ahora estaba viendo  a profesionales negros. Esto significó mucho para mí. Significó que yo dejara los campos de cultivo de apio, significó que mejorara mi vida. Me dije, voy a ser un beisbolista.

Háblame de Rube Foster, el primer hombre en tener éxito en organizar el béisbol negro.


Tuve oportunidad de ver a Rube Foster manejar desde el dugout. Tenía una pipa que fumaba. Daba las señales con anillos de humo y cosas de esas. Él me fascinaba, por la manera en que manejaba el espectáculo. Él hizo de todo. Nació para el béisbol, era Rube. Tenía una excelente mente y fue más o menos dos innings delante de todos los demás. Advirtió un sistema que nunca antes había sido visto en el béisbol.  Animó a todos a jugar. Puso a todos en el juego, era el tipo de persona que podía hacer que los demás hicieran lo que él quería que hicieran. Y fue el caso de…¿te imaginas, un equipo con ocho o nueve Rickey Hendersons? Este fue el caso de los “American Giants” de Chicago de 1911 y 1912. Cada jugador podía ir a primera base en menos de cuatro segundos y anotarían carrera sin conectar un solo hit. Si caminas al primer bateador, tocas la pelota, tocas y corres, corres y tocas, te robas el home. El pitcher tiene que cambiar su manera de lanzar.

¿Qué motivó a Foster a mantener el béisbol negro a pesar de todas las dificultades que encontró?


Rube fue un gran organizador y él quería poner no sólo un equipo en el béisbol organizado. No. Rube quería poner una liga dentro del béisbol organizado y punto. Rube no quiso que Rube jugara con los Gigantes de New York. Rube quiso que todos los jugadores que pudieran jugar, tuvieran una oportunidad de jugar en el béisbol organizado.

¿Qué crees que significó las Ligas Negras, para los aficionados que los vieron  jugar?

Ellos estaban orgullosos, muy orgullosos. Esta fue una era de vestir bien. Si miras las viejas fotos, miran a hombres con corbatas, sombreros, todos usaban sombreros en ese entonces. Las mujeres tenían finos vestidos. Todo esto pasaba. En nuestra religión, Metodista, Bautista o lo que fuera, teníamos servicio los domingos a las 11 de la mañana, pero si los Monarcas de Kansas City estaban en el pueblo o si era el juego Este contra Oeste, la iglesia comenzaba a las 10 a. m. y te desocupabas una hora antes para venir al béisbol. Venir derecho al juego de pelota, bien vestidos. Eso nos encantaba.


Podíamos estar en Hattiesburg, Mississipi, y cuando íbamos en el autobús, la gente nos decía, ¿De dónde vienen? y nosotros contestábamos, “venimos de Memphis”. La gente decía. “Tengo una hermana allá” o “mi abuela vive en Memphis”. La gente quería saber: ¿“qué está pasando en la calle Beale”? Y estábamos llevando las noticias de lo que pasaba en otras partes, porque no teníamos los medios de comunicación que se tienen ahora. Así era la manera de saber lo que pasaba en otra ciudad o en otra parte del mundo.


¿Cómo era venir a Harlem, la capital de la America Negra en los 1930s? 

¡Oh!, era grandioso, si fuiste un niño negro en la ciudad de New York, en los 1930s en Harlem… déjame pintarte un cuadro para ti. Yo vi bailar “tap” arriba de nuestro dugout, a Bill “Bojangles” Robinson. Porque él tenía inversiones en los Yankees Negros de New York. A Cab Colloway lanzando la primera bola. Billie Holiday estuvo allí. Los Monarcas de Kansas City estaban jugando contra los Cubans de New York. Los Yankees Negros contra los American Giants de Chicago. En Brooklyn se encontraban los Águilas de Newark. Todos nos hospedábamos en el Woodside Hotel. ¿Has oído a Count Basie tocar “Jumpin” at the Woodside? Bueno, este era el Hotel Woodside. Nosotros estuvimos allí una vez. Jugábamos béisbol por la tarde e íbamos al Smalls’ Paradise y al Apollo esa noche.


Pasaste mucho tiempo en las carreteras a través de tu carrera, viajando de ciudad en ciudad. ¿Cómo fue en los primeros días?

Podías tener un carro para siete pasajeros por 150 dólares. Nosotros viajábamos nueve en lugar de siete. Pero, ¿en dónde íbamos a sentar a toda esa gente?, Cuando yo estaba con el equipo semiprofesional Tigres de New York en 1935, nosotros viajábamos así. Tres personas en el asiento de atrás, otras tres en el asiento plegable (en donde deberían ir dos) y tres en el de enfrente. Nueve personas. Cuando viajábamos más lejos, dos de nosotros viajábamos sentados fuera del carro, en los guardafangos, nos tomábamos de la mano para sostenernos uno al otro. Después de un tiempo nos turnábamos, nosotros pasábamos adentro del carro y otros pasaban a los guardafangos. Así viajábamos.



Ty Cobb estaba aún jugando cuando tú comenzaste en las Ligas Negras. Él fue un fantástico jugador, uno de los mejores de todos los tiempos, pero él parecía odiar a la gente de color, ¿por qué?

Pude entender a Cobb. Ty Cobb tuvo lo que los jugadores negros tuvieron. El jugador negro tuvo que salir de los campos de algodón. Tuvo que salir de los campos de apio. Fue de la misma manera que Cobb. Ty Cobb tuvo que salir de Georgia. Él tuvo que pelear cuando salió y por eso tenía un gran espíritu competitivo. Y eso que él dijo contra los negros, fue lo mismo que creo que cada hombre blanco pobre, decía también contra los negros. Porque nosotros competíamos contra ellos. (Los blancos pobres). Nosotros no competíamos contra los pudientes, los educados. No. Sino el otro hombre…contra hombres como él. Ty Cobb sólo fue un excepcional pelotero y lo sentía de esa manera.
La mayoría de la gente cree eso.

Tú jugaste con Satchel Paige con los Monarcas. ¿Qué lo hacía ser muy especial?

Satchel era un comediante. Satchel fue un predicador. Satchel fue un poco de todo. Teníamos un buen equipo de béisbol. Pero cuando Satchel lanzaba, teníamos un gran equipo de béisbol. Satchel sacaba lo mejor de cada uno. Lo más impresionante es que sacaba lo mejor de la oposición también.



¿Por qué él te decía “Nancy”?

Bueno, él me decía Nancy por algo que pasó una vez. Estábamos en una reservación india en Dakota del Norte y Satchel conoció a una doncella india llamada Nancy. Satchel invitó a Nancy a venir con él a Chicago. Él no sabía que Lahoma, quién iba a ser su esposa, iba a venir a Chicago. Nancy llegó a Chicago y estaba en el cuarto de Satchel. Nosotros estábamos en el restaurante del hotel cuando vimos que Lahoma se bajó de un taxi. Subo al cuarto de Satchel y le digo que Lahoma está abajo. Él me dice, “haz algo con Nancy”. Yo estaba en un cuarto justo enseguida del de Satchel y llevé a Nancy al cuarto enseguida del mío. Cuando Satchel acostó a Lahoma esa noche, él le quería decir algo a Nancy, se levantó y fue a tocar la puerta del cuarto de Nancy. Estaba tocando y diciendo “Nancy, Nancy, Nancy”. En eso Lahoma se despertó y vino hacia la puerta. Escuché a Lahoma y rápido corrí a mi puerta y dije, “aquí estoy Satchel” y él dijo, “oh Nancy, allí estás. Te he estado buscando”. Desde entonces he sido Nancy.


Pero déjame decirte algo de Satchel que nunca nadie ha escuchado jamás. Una vez en el camino, estábamos yendo a Charleston, Carolina del Sur, cuando llegamos los cuartos no estaban listos. Satchel me dijo, “Nancy, ven conmigo”. Yo dije “está bien”, yo tenía idea de a dónde íbamos. Fuimos a Drum Island. Drum Island es donde subastaban a los esclavos. Pusieron una placa diciendo lo que pasó allí. Estuvimos allí, él y yo, quizás diez minutos, no dijimos una sola palabra, sólo pensamos. Después de diez minutos él dijo, “¿Sabes qué Nancy? Yo dije, “¿Qué Satchel? Él dijo, “parece como si hubiera estado aquí antes”. Yo dije, “Yo también”. Yo sé que mi bisabuelo pudo haber estado allí. Mi bisabuela pudo haber sido subastada en aquella cuadra. Y ese era Satchel – un poco más profundo de lo que mucha gente creía.

Cuéntame acerca de otra gran estrella de las Ligas Negras, Josh Gibson, ¿qué clase de bateador era?   


… continuará.

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