Aldo Salvent y Al Pinkston.
Por
Cesáreo Suárez Naranjo
Capítulo
16.
Decíamos,
en nuestro anterior, que 1959 fue el año en que la Liga Mexicana, y la de Texas
(ambas Clase Doble "A") se pusieron de acuerdo para que sus
respectivos equipos (seis de cada lado) llevaran a cabo confrontaciones, con
series de tres partidos cada una, a visita recíproca, en la que se denominó
"Asociación Panamericana".
De
tal manera, los equipos mexicanos se prepararon para su primera confrontación
internacional. Y, junto con algunos amigos, nos programamos con bastante
anticipación para estar en algunos de esos juegos. Y, ¡bueno!, uno se pone
nostálgico cuando recuerda cosas que sucedieron hace un buen tiempo.
Para
los que llegábamos de fuera - en nuestro caso desde Coatzacoalcos - para ir al
viejo Parque Deportivo Veracruzano era bastante fácil, pues la terminal de la línea
de autobuses (¡dizque de primera clase!), sita en la esquina de Prim y Doblado,
estaba apenas a unos cuantos cientos de metros de la casa de los
"emplumados"; si mal no recuerdo donde confluían las calles de 20 de
Noviembre y Azueta, con la Facultad de Medicina a sus espaldas.
La
"invasión tejana" dio comienzo el martes 12 de mayo, con la llegada
del equipo de Tulsa; y, con tres juegos más, ese fin de semana les tocó la
visita a los de Amarillo, a los cuales vimos "en vivo" el sábado por
la noche, y el domingo por la tarde.
Este
equipo estaba afiliado a los Orioles; y entre sus jugadores que destacaban - y
llegaron más tarde a las Mayores - estaban Charles Beamon, Jerry Adair, Bo
Belinsky, Steve Barber, así como Cal Ripken padre, progenitor del ahora miembro
el Salón de la Fama. En los otros equipos andaban Frank Howard, Gaylord Perry, Billy Williams, Ron
Santo, Bob Hendley, etc.
El
Águila les devolvió la visita a esos mismos equipos, entre el 22 al 27 del
mismo mes. Estas confrontaciones sirvieron para que los aficionados nos
diéramos cuenta de la gran diferencia entre aquella liga y la nuestra. Y el
club jarocho, donde ya andaba Becerril, fue de los peores, con sólo 11 triunfos
por 24 descalabros. Y en el resultado global, de los 216 juegos programados se
pudieron realizar 214, de los cuales 130 se llevaron nuestros
"primos", y el resto para los equipos nacionales.
Doblamos
la página, para irnos a la temporada siguiente - 1960 - y, para empezar, el
Ing. Carlos Rubio trajo de regreso a Santos Amaro, para darle el mando del
conjunto porteño.
Recordemos
que fue Amaro quien, en 1952, les había dado su último título. En esta ocasión,
el Águila mejoró su posición en el standing, quedando en segundo lugar, a 7
juegos de los Tigres, quienes obtuvieron el primer lugar.
En
ello, mucho tuvo que ver que mientras los "felinos" lograron marca de
21-13 ante los tejanos, al llevarse a cabo la segunda confrontación de la
"Asociación Panamericana", el Águila, en ese sentido, terminaban
últimos, con 10-26. Los "primos" volvieron a dominar "el
panorama", con 128 ganados contra 85 obtenidos por los nuestros.
Pero,
entre todo esto, lo mejor fue la actuación sobresaliente del "muchacho de
Las Choapas", en su segunda temporada con el equipo, pues aunque sólo
bateó para .276 (producto de 142 hits en 515 veces oficiales) tuvo el honor de
ser el primer mexicano en pasar de la marca de los 30 cuadrangulares; 33, para
ser más exactos.
Fue
una lucha cerrada, la que sostuvo BECERRIL con Aldo Salvent (de los Petroleros
de Poza Rica) quien, con 36 "palos de vuelta entera", se quedó con el
título de ese departamento.
Con
ello, cayó la marca anterior, de 33 "vuela-cercas", conectados por el
tremendo Joshua Gibson 19 años antes (un caso curioso lo fue Al Pinkston, quien
arrancó "como caballo fino", teniendo gran ventaja sobre los demás
bateadores a mediados de la temporada, pensándose que ganaría la Triple Corona
de bateo; pero "aflojó el paso", para terminar con 26
cuadrangulares).
"Huevito" Álvarez.
No
omitiremos el "resto" de los numeritos de Miguel, en esa grandiosa temporada: participó en 140 partidos, con 26 dobletes, 7
tribeys, produjo 101 carreras y anotó 97. Ni pasamos por alto que dos de sus
batazos de "cuatro esquinas" los dio con las bases llenas. Y, al
campo, se "repartió el trabajo" entre la tercera base y las paradas
cortas con "Huevito" Álvarez y Pablo Bernard.
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