martes, 9 de mayo de 2017

BEISBOL: FALTA DE SEGURIDAD SOCIAL





Redesbeisbol:



Por Jesús Alberto Rubio.

A ver, de nuevo:


Una vez más abordemos el tema sobre la seguridad social al pelotero profesional mexicano.

Primero, debemos recordar a peloteros de los 50´s y 60´s luchando en la Liga Mexicana por la defensa de sus derechos que estipula la ley; luego, en el inicio de la década de los 80, a la Asociación de Beisbolistas Profesionales (ANABE) que impulsó un movimiento histórico con 14 equipos declarando en ese circuito la primera y única huelga en su historia (1 de julio de 1980), para luego crear la Liga Nacional de Beisbol que se prolongó por ocho años (a partir del 12 de mayo de 1981.


Los detonadores


Un lamentable acontecimiento, el 6 de abril de 1980 –me tocó ser fiel testigo de los hechos desde el mismo dog out del equipo visitante– detonó ese proceso.


Ocurrió en el parque Deportivo Veracruzano cuando  Jorge Fitch, mánager de los Ángeles de Puebla y sus jugadores tras negarse a salir al campo por una mala decisión del umpire, fueron agredidos y detenidos por la policía en el puerto de Veracruz. Puebla era el equipo campeón de la LMB.

También, un vertical despido del receptor de los Tigres, Vicente Peralta, acusado de bajo rendimiento (en realidad por afiliarse a la Anabe) también “prendió la mecha” y solidaridad hacia el movimiento de peloteros.


“Abulón” Hernández




Ramón “El Abulón” Hernández, quien era el segunda base de los Diablos Rojos de México, fue uno de los líderes de aquella asociación, aunque en este accionar aparecerían otros estelares como Aurelio López, Marco Antonio Leal, Luis Meré, Juan Navarrete, Nelson Barrera, José Elguezábal, Rafael Barrón, Alfonso “Houston” Jiménez, René Chávez, Fernando Camargo, Alejo Ahumada, Pablo Gutiérrez Delfín, Fernando López, Héctor Zamudio  e incluso, Héctor Espino y Ramón Arano, aunque de pronto abandonaron el movimiento, entre otros.


La lucha de los peloteros se orientaba a lograr mejores condiciones sociales y económicas y proyectando una protección al momento de su retiro del béisbol activo, entre otras demandas.

Lo que ha dicho el “Abulón” ha sido que los beisbolistas reclamaban la aplicación de la normatividad vigente, ya que la Ley General del Trabajo reconocía a los deportistas profesionales su carácter de trabajadores y su derecho a la sindicalización, como había sucedido con los peloteros del mejor beisbol del mundo, pero que sin embargo esa sencilla regla no se cumplía.


Más información:


1.- http://beisbolred.blogspot.com/2007/06/la-anabe-y-el-houston-jimenez_13.html


2.- http://beisbolredes.blogspot.mx/2016/09/la-anabe.html


Jaime Cervantes Pérez:


Para el doctor y colega Jaime Cervantes Pérez,  además de que la ANABE falló en sindicalizarse en su último intento, esto tuvo un impacto positivo en el deporte de México.

“Fue el primer grupo de jugadores profesionales de México que tuvo éxito en organizar una huelga. Ganó modestos beneficios, no solamente para sus miembros sino para otros jugadores también.

En 1984, por ejemplo, la Liga Mexicana dio un plan de pensiones a sus propios jugadores en un intento de contener el descontento.

En 1989 la Mexicana anunció el establecimiento de un programa de seguros de vida para jugadores y pidieron al gobierno reforzar con el 10% por equipo, para los jugadores extranjeros.


Menos concretamente estableció el precedente para la cooperación del trabajo, la comunidad y la prensa, en el mundo del deporte profesional.

Por lo consiguiente, sirvió como un proceso educativo que hizo a los jugadores en México más conscientes de las contradicciones de su situación como atletas y como trabajadores”.


Bernabé López Padilla:


“Estimado Jesse:




Hace mucho tiempo cuando Ramón “El Abulón” Hernández y un grupo bastante grande de peloteros quisieron formar una asociación similar a la de la MLB, los intereses creados se interpusieron y al final como siempre pasa, muchos peloteros “inteligentes” lo abandonaron en su lucha. Lo dejaron morir sólo.

Muchos se refugiaron en ligas semi profesionales o de plano amateur después que la ANABE tronó. Valdría la pena que alguien le hiciera una entrevista al Abulón para que diga su verdad.




Desgraciadamente en nuestro México, basta y sobra la intervención de un “picudo” que pueda a$$$$$$ceitar la máquina de la justicia para que cualquier intento de los deportistas de formar sindicatos o asociaciones vaya a la basura, el propio gobierno lo impide.

Ciertamente, es una lástima que cuando las facultades se acaban el pelotero generalmente vuelve a sus orígenes y éstos en su mayoría son de personas del campo que sólo pueden desarrollar labores inherentes a él, o bien, salieron de colonias proletarias donde hacían trabajos de obreros.

Claro, cabe señalar que últimamente salen algunos con estudios terminados de preparatoria y algo más, pero ni aun así, ya que si profesionistas recién egresados andan buscando trabajo sin encontrarlo, imagínate un pelotero de medio pelo que podrá encontrar.



Y digo de medio pelo, no con afán de ofender, sino para diferenciarlo de aquellos que destacaron y que al final de sus carreras muchos empresarios aficionados les dieron algún trabajo como por ejemplo: Héctor Espino, Andrés Mora, Alfredo Ortiz, y gente de ese nivel; los demás se refugiaron en ligas amateurs para vivir de sus recuerdos; me tocó ser compañero de equipo de Carlos y Manuel Galina, que tuvieron sus días de gloria en la Liga Mexicana, José Luis “El Chile” Gómez, era mi manager en el Aztecas de la Liga de Atzcapozalco, y muchos otros fueron a parar como instructores en las ligas infantiles y juveniles de D.F. esas donde juegan puros niños bien.

Lástima que los mexicanos no tenemos las cualidades de prevención de los gringos: nosotros vivimos el presente y el futuro hay se lo dejamos a Dios. Por acá en Los Mochis, andan muchos ex peloteros profesionales, que viven al día, grandes prospectos como Rosario Rodríguez, de origen ejidal, llegó a Grandes Ligas con todo para ser mejor que Valenzuela y según las malas lenguas lo tronó la bebida y por allí anda el pobre. Saludos”.



Ing. Juan Antonio Jasso Rodríguez:


Mi estimado Jesús buenos días. Acerca de este interesante asunto de la pensión de los peloteros, me gustaría dar una humilde opinión pues sin ser mi especialidad lo que se ve a simple vista, pudiera ser analizado según creo yo bajo dos aspectos importantes.

Primero; el beisbol profesional en nuestro país está concebido de tal manera que la relación club-pelotero, no va más allá de el pago de un servicio por trabajo profesional y sin más obligación que lo que en el momento de la firma del contrato se acuerde, por ejemplo, gastos médicos, apartamento u hospedaje, transportación y algunos otros no menos importantes.


Segundo; la duración de vigencia puede ser la quincena o el mes, pero no más. Ahora bien, nunca podremos comparar lo que sucede en MLB, pues su estructura es tan sólida que esto le ha permitido ser la mejor del mundo en este deporte.

Aquí en México, creo  hay dos caminos. Uno es seguir tal cual y otro es ver el beneficio hacia los peloteros nuevos. A los viejos lo mejor que pudiera recomendarse es ahorrar e invertir bien su dinero. Quizá construir departamentos, comprar casas, hacer algún negocio familiar o algo así, menos comprar carros, que normalmente eso es lo que hacen.

Para los jugadores nuevos, la orientación puede venir de gente que no busque lucrar con ellos y que les definan bien el camino que los pueda llevar al sistema de ahorro para el retiro, “afores” o bien, buscar la relación obrero patronal con el IMSS o el ISSTE, para que en el futuro puedan aspirar a una pensión digna.


Además de que una vez que se dan de alta, su número de afiliación no cambia aunque ellos vayan a LMB o Invernal Veracruzana, LMP o cualquiera que esta sea, su nuevo club debiera continuar pagando las cuotas obrero patronales. Esto es independiente de otros beneficios que puedan brindarle el club como son gastos médicos y seguro de vida entre otros.


Espero que esta opinión sea enriquecida con los que si saben de la materia y que seguramente ayudarán a complementar esta preocupación válida para nuestros amigos peloteros”.

domingo, 7 de mayo de 2017

JIM BOUTON: BOLA CUATRO

ESTRELLAS DEL BÉISBOL


Por Héctor Barrios Fernández.


En el otoño de 1970, el comisionado del béisbol Bowie Kuhn citó a Jim Bouton a su oficina en Manhattan.

Sentado entre dos banderas de los Estados Unidos, el comisionado le dijo que tenía algo serio que discutir.

Bouton, una vez un Yankee y ahora un lanzador relevista con los Astros de Houston, ese verano había publicado un libro llamado “Bola Cuatro” el cual había vendido más copias en menor tiempo que cualquier otro libro deportivo en la historia, no porque glorificara el juego, sino porque sin duda hablaba con franqueza. 

En él, Bouton había descrito la vida en las giras con fuertes detalles: mujeres, alcohol, fricciones raciales, blasfemias, obscenidades, pastillas estimulantes, lanzamientos ilegales, dueños tacaños.


La institución del béisbol estaba indignada. Ex compañeros de equipo se sintieron traicionados. Mickey Mantle no quiso hablar con Bouton nunca más. Los Padres de San Diego quemaron en público una copia del libro. 

Su autor fue llamado mentiroso, “un lépero social,” un traidor al juego. Nadie estaba más molesto que Pete Rose, quien había gritado a Bouton desde el dugout de Cincinnati, ¡al diablo con Shakespeare!

El mismo Bowie Kuhn había declarado sobre el libro como un “daño al béisbol,” y ahora muy discretamente él esperaba enmendar algo del daño causado. “El comisionado dijo que iba a hacerme un gran favor”, recuerda Bouton.

 “Dijo que él sabía que yo me daba cuenta de que había cometido un terrible error y todo lo que yo tenía que hacer era simplemente firmar una declaración que él había preparado. La declaración decía, en efecto, que el libro era un puñado de mentiras y esto era culpa de mi editor Leonard Shechter".


Bouton se negó a firmar. Para bien o para mal, “Bola Cuatro” era su libro, la fotografía que pintaba del juego que él había jugado era tan exacta como él creía. Kuhn, de acuerdo a la versión de Bouton, “pasó las siguientes tres horas tratando de sacar una promesa de que yo nunca revelaría lo que pasó en nuestra reunión”. 

El lanzador no estaría de acuerdo con eso tampoco. Después de todo, para las personas enteradas, nada en su libro era nuevo, ellos sabían que esta parte podrida del juego era tan vieja como el deporte mismo.

Pero eso había sido siempre su secreto celosamente guardado, que al revelarlo, ellos creían que sería malo para el juego, para los dueños era malo para sus ganancias y para los jugadores era malo para su reputación.

Lo que fue noticia era que el aficionado ordinario había sido puesto en conocimiento. En una era de acelerado cinismo acerca de políticas y políticos  nacionales, era mucho esperar que el pasatiempo nacional estuviera exento.



Al comienzo de la década de los setentas, el béisbol parecía cercado. Muchos aficionados ahora se fijaban en el football en la televisión, más que en el béisbol. El caso de Curt Flood, tratándose en las cortes federales, presagiaba la terminación de la cláusula de reserva y si fuera como los dueños creían, sería el fin del béisbol también.

Mientras tanto, las páginas deportivas sugerían que el libro de Bouton había solamente rascado en la superficie. 

El lanzador Denny McClain, quien había ganado en dos temporadas seguidas el trofeo Cy Young, estaba suspendido por cuatro incidentes, agredir a un empleado de un lote de estacionamiento, vaciar agua helada a un reportero, llevar una pistola en un avión e invertir en apuestas ilegales.

También estaba creciendo el rumor de una huelga de jugadores, y por primera vez en la historia la serie mundial había sido jugada en pasto artificial, esto sucedió en el nuevo estadio Riverfront de Cincinnati.



Los Rojos de Cincinnati en 1970, eran jóvenes, fuertes y con gran determinación, se enfrentaron a los Orioles de Baltimore, quienes habían sido humillados por los Mets en la pasada serie. 

Pero Baltimore tenía a Brooks Robinson y él proveía lo suficiente para ganar. Contaba con 33 años de edad, un veterano de 16 temporadas como tercera base, poseedor de una gracia poco común y un chistoso apodo, “la aspiradora humana”. 

Una y otra vez, Robinson se aventó, saltó, voló para apagar las esperanzas de los bateadores de Cincinnati. Bernie Carbo, Lee May (dos veces), Bobby Tolan, Tony Pérez, Tommy Helms y Johnny Bench (dos veces).

Los Orioles ganaron la serie en cinco juegos, ayudados por seis carreras producidas por Brooks Robinson, un triste Pete Rose admitió, “pertenece a una liga de más alto nivel”.

Fue uno de los más grandes desempeños presentados por un solo jugador en la historia del béisbol, la mayor evidencia vivida que, como sea no concuerda con el béisbol tras bambalinas, el juego en el campo nunca había sido mejor.


Tomado del documental “béisbol” de Ken Burns.

martes, 2 de mayo de 2017

BEISBOL EN LA RADIO

ESTRELLAS DEL BÉISBOL

Fausto Soto Silva.


Por Héctor Barrios Fernández.


Dicen que durante los veranos de los 1940s, los aficionados al béisbol podían caminar por la avenida Flatbush en Brooklyn y no perderse ni una sola jugada de un encuentro de los Dodgers. Las trasmisiones de radio podían ser escuchadas a través de las ventanas y puertas de los edificios de apartamentos y las tiendas. Tal era el poder y la magia del béisbol en el radio.

Red Barber, Mel Allen, Jack Buck, Vin Scully y Ernie Harwell fueron algunos de los grandes cronistas de la edad de oro de la radio y la devaluada calidad del béisbol debido a los años de guerra. Sus voces llenaron las casas en cada verano cuando acompañaban con ellas a los verdaderos aficionados al béisbol.

Hasta el día de hoy, muchos aficionados recuerdan los grandes juegos de la forma en la que los escucharon en la radio, descritos por estos grandes narradores.

En lo particular recuerdo a muchos cronistas locales que trasmitían béisbol. 

A otros como Fausto Soto Silva de Hermosillo, la estación de radio era tan potente que por las noches se escuchaba en los alrededores de Ensenada, B. C., a Mario Thomas, narrando los juegos de los Padres de San Diego, Jaime Jarrín a los Dodgers, todos ellos en idioma español y aunque como estudiante de secundaria y normal siempre estuvimos reñidos el idioma inglés y yo, escuchaba a Jerry Coleman y a Vin Scully, según mis cuentas sí les entendía algo de sus narraciones, aunque a la mañana siguiente al leer en los periódicos las crónicas de los respectivos juegos, éstos eran muy diferentes a los que había escuchado en inglés la noche anterior.

Benditos días de niñez y juventud que no se han ido del todo. La radio tenía su magia y seguramente la sigue teniendo.

A Mordecai Brown le apodaban “Three Fingers”, por haber perdido dos de ellos en un lamentable accidente durante su niñez. Ha sido uno de los lanzadores más exitosos en la historia del béisbol. Pertenece al salón de la fama de este deporte. En alguna ocasión le preguntaron que si su gran curva se debía a sus dedos mutilados en su mano de lanzar.

Contestó que “A decir verdad, he lanzado con una mano normal para mí, nunca he tratado de otra manera”.



Problemas personales mantuvieron a Dennis Eckersley fuera del estrellato como pitcher abridor durante sus primeros doce años de carrera en ligas mayores. Logró superarlos y se cambió al bullpen, donde él pudo llegar a ser uno de los más grandes relevistas. De 1988 a 1992, salvó 220 juegos y ganó 24, con 9 perdidos, ponchando a 378 bateadores, mientras otorgaba solamente 38 bases por bolas. Combinando los años de 1989 y 1990, logró tener más juegos salvados (81) que hits permitidos (73) y asombrosamente sólo caminó a siete bateadores.

Sin lugar a dudas, Mickey Mantle fue un gran jugador. Al Kaline también lo fue. En una ocasión un niño le dijo a Kaline: “Tú, no eres ni la mitad de bueno que Mickey Mantle”. A lo que sabiamente Al respondió: “Nadie es la mitad de bueno que Mickey Mantle”. ¡Ah! ¡Ya ve cómo son los niños!

Lefty Grove ganó 300 juegos lanzando para los Atléticos de Filadelfia y para los Medias Rojas de Boston, finalizó su carrera con .680 de porcentaje en ganados y perdidos. El mejor o uno de los mejores entre los ganadores de 300 juegos.

El temperamental lanzador, ganó la triple corona de pitcheo en la liga americana en 1930 (28-5, 2.54 CL y 209 ponches) y 1931 (31-4, 2.06 CL y 175 ponches), además capturó para su record personal, nueve títulos de carreras limpias admitidas, más que ningún otro lanzador en la historia del béisbol.

Entre 1928 y 1933, la época de oro de los bateadores, Lefty tuvo record de 152-41 con 2.67 en CL. En 1931 fue nombrado el jugador más valioso de la Liga Americana.


Babe Ruth, llegó a los Yankees procedente de los Medias Rojas, Roberto Clemente siendo jugador de liga menor en la organización de los Dodgers, fue a dar a los Piratas en donde se convirtió en la estrella que fue y así el béisbol está lleno de ese tipo de historias.

Pues bien, Lefty Grove fue cambiado por la barda de un parque de béisbol. Resulta que como lanzador zurdo ya destacaba  en ligas menores y pertenecía al equipo de Martinsburg en West Virginia.

El dueño de los Orioles de Baltimore Jack Dunn, en ese entonces de ligas menores, le había echado el ojo y quería tenerlo en su equipo.

Dunn se enteró de que el equipo de Martinsburg, necesitaba dinero para la construcción de una barda en su estadio y ni tardo se ofreció a pagar el importe de ésta a cambio de Grove. Así Lefty pasó a las filas de los Orioles antes de jugar en grandes ligas con Filadelfia y después con Boston y ganar 300 juegos.

“Trajo a Jackie Robinson a Brooklyn en 1947”. Así se lee en el renglón final de la placa dedicada a Branch Rickey que adorna el salón de la fama del béisbol.